olvidante:
enraizado a un costillar de arena
el paladar seco olvida
pronunciar la carencia
la que me habita
cae la sombra de su memoria
a r r a s t r a confusión de tierra y letargo
evidencia el rostro
cubre la niebla
LEER LOS POEMAS DE NANCY GALLEGOS EN KOKORO
++++++
Escribir
un poema se parece, a veces, a dibujar una pecera. Un espacio oval, recluso, dentro del cual se
mueven los peces, agitan sus pequeños nidos branquiales, abren sus bocas pasmadas,
respiran, comen, merodean. El poema abre
un lugar para la ebullición de una vida contrariada. Flecha y residuo. Tensión
y apertura en un marco cerrado, que sin embargo se dilata para encontrar-me.
Los
poemas de Nancy Gallegos son peceras mínimas, muy quietas, y dentro de ellas aparecen
animales flotantes, espejados. Ecos del habla de Pizarnik, hebras y
cruces, dentro de los poemas. Escamas (¿de qué color serán?) y discurrir lento.
Los poemas miden un instante presente que parece abandonado a la suerte y a la tristeza
de las olvidantes, de las olvidadas. Hay un abandono en el lenguaje de Nancy,
un pacto con la ingravidez- aspira a la distensión del cuerpo/su ligera carga.
+
La que me habita no soy yo. No fui. Tú,
vosotras, sois y, armándonos, os ocultáis en mí como un flujo inscrito y
profundo. Pero “mí” es un tejido, “mí” son las redes, la sangre a través y ese
conato frustrado de hablar, de escriturar,
lo que hubo, lo que pudo haber, lo que habría. El fantasma encapotado, los
restos de humo. La que me habita no habla, evidencia
el rostro- espira tras de mí, incontinente, deja constancia de mi envés, me
hace una forma.
0 comentarios:
Publicar un comentario