Cabinas para peces




olvidante:




                 enraizado a un costillar de arena


                 el paladar seco            olvida
                 pronunciar la carencia





la que me habita

cae la sombra de su memoria
a r r a s t r a confusión de tierra y letargo
evidencia el rostro
cubre la niebla




LEER LOS POEMAS DE NANCY GALLEGOS EN KOKORO



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Escribir un poema se parece, a veces, a dibujar una pecera. Un espacio oval, recluso, dentro del cual se mueven los peces, agitan sus pequeños nidos branquiales, abren sus bocas pasmadas, respiran,  comen, merodean. El poema abre un lugar para la ebullición de una vida contrariada. Flecha y residuo. Tensión y apertura en un marco cerrado, que sin embargo se dilata para encontrar-me.

Los poemas de Nancy Gallegos son peceras mínimas, muy quietas, y dentro de ellas aparecen animales flotantes, espejados. Ecos del habla de Pizarnik, hebras y cruces, dentro de los poemas. Escamas (¿de qué color serán?) y discurrir lento. Los poemas miden un instante presente que parece abandonado a la suerte y a la tristeza de las olvidantes, de las olvidadas. Hay un abandono en el lenguaje de Nancy, un pacto con la ingravidez- aspira a la distensión del cuerpo/su ligera carga.

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La que me habita no soy yo. No fui. Tú, vosotras, sois y,  armándonos, os ocultáis en mí como un flujo inscrito y profundo. Pero “mí” es un tejido, “mí” son las redes, la sangre a través y ese conato frustrado de hablar, de escriturar, lo que hubo, lo que pudo haber, lo que habría. El fantasma encapotado, los restos de humo. La que me habita no habla, evidencia el rostro- espira tras de mí, incontinente, deja constancia de mi envés, me hace una forma. 



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Sobre este blog

Este es el pequeño álbum de recortes de la Revista Kokoro, dirigida y editada por Laia López Manrique, Lola Nieto y Antonio Rodríguez [Stalker].