Kokoro. Fantasma


Ya está aquí el segundo número de la Revista Kokoro. Esta vez nos hemos ovillado entre fantasmas.

http://revistakokoro.com/

Encontraréis textos de Rubén Martín, Rebeca Yanke, Nancy Gallegos, Natalia Litvinova, Raúl Quinto, Òscar Solsona, Mariel Manrique, Iván Humanes, Miroslava Rosales, Laura Giordani, Esther Ramón, Ruth Llana, Enrique Morales, Ana Hidalgo, Lola Nieto, Anabel Cristóbal, Antonio Rodríguez, Laia López Manrique, y traducciones de Mutsuo Takahashi por Daniela Camacho, Danielle Collobert por Antonio Rodríguez, Eleni Nanopulu por Mario Domínguez, Rolando Pérez por Óscar Curieses, y Robert Antelme por Laia López.

Muy pronto empezaremos a comentar los trabajos en este blog.

7 comentarios:

  1. Será fantástico leer juntos los textos -de momento voy recorriéndolos en soledad, interesantísimo número. Un abrazo a todos -fantasmas incluidos.

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  2. Ana!

    Creo que ha quedado un numeraco! Con textos realmente potentes. Yo tembién estoy deseando iniciar esta nueva experiencia de lectura a la vez. Saldremos del banquete relamiéndonos los dedos. Un abrazo

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  3. Nos atusamos los bigotes ante este nuevo nacimiento. Textos que no se acaban. Pequeñas matrices y objetos ópticos. ÑAM. Un beso a todos.

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  4. a ver si es verdad que los osos perezosos y dormidos despiertan de una vez ahora que vamos a comentar el número! Ilusión!

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  5. los osos que no tienen internet se manifiestan como pueden.

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  6. Bueno, a ver quién se anima trayendo un artículo de Kokoro para empezar nuestra lectura común...

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  7. Antes de nada os felicito por la revista, muchas gracias.

    Haciendo un poco de abogado del diablo voy a marcar un leve contrapunto al respecto de algunos temas que se tratan en "fantasma.mosaico". Aclaro que no pretendo convicción ni verdad alguna, sólo un viaje conceptual como cualquier otro; espero que mínimamente interesante. Creo que simplificamos la filosofía platónica para "comprenderla", pero lo hacemos a expensas de ignorarla completamente. En estas condiciones sí que podemos hablar de un fantasma, el fantasma de la comprensión de los diálogos platónicos. Esto puede deberse a la distancia entre los contextos históricos, a que no se hayan leído, a lo que nos enseñan en la escuela... entre muchos factores más. Será mejor dar un rodeo por eslabones más próximos con el fin de seguir pistas que nos pudiesen aproximar a cierto conocimiento inicial de la Idea. No a una representación de la Idea, sino a un recorrido por su paisaje conceptual -a vivir sus singularidades. Jung y Bachelard pueden acompañarnos en esta aventura. La Idea, desde la óptica de la psicología profunda jungiana, es el arquetipo. Un orden de potencialidades, la forma de participación que presenta a los seres (cualquier ser o cosa); forma, claro está, preexistente. Bachelard expresó la relación entre la forma y la materia de un modo muy elegante y conciso, invirtiendo por completo el pensamiento hegemónico de su época (de la nuestra), dijo: "la materia es el inconsciente de la forma". Aquí no hay dualismo cartesiano alguno, por eso no hay problema de causación entre mundos sustanciales (eso son viejos problemas del mecanicismo). Cuando en la teoría clásica de la ideas, que nunca fue sistemática y siempre es reconstrucción interpretada desde una posición histórica, se establece la jerarquía de las Ideas a partir del Bien y la distribución de su multiplicidad, vemos que no se está planteando la Idea como un producto psicológico sino como una acción ordenadora, una forma "viva" o una imaginación material, un sueño real que nos mantiene en el mundo y al mundo. El demiurgo no sería otra cosa que una explicación hipostasiada de la actividad interna de la Idea al tender hacia sí misma. Ontopoiesis, tal vez. Arriesgando un poco, al precio de soltar un disparate o una parida, podríamos relacionar el Bien con el límite maximalista irrebasable (impensable también) del dar de sí de toda forma-existencia.

    La noción de cuerpo o el conocimiento de los cuerpos, o de la comunidad biológica en actualización permanente (la autopoiesis y la simbiogénesis) si atendemos a la descripción científica exterior, la construimos -o accedemos a ella- gracias a la percepción y a la propiocepción. Suponemos que nuestra percepción es percepción de algo y que además coincide con un subsistencia externa que no depende enteramente de nuestra imaginación. Así tenemos por caso el fenómeno de los miembros fantasma. Sin embargo, como hemos dicho, esa exterioridad subsistente es precisamente patencia real de lo imaginal, esto explica la coincidencia entre observadores, la persistencia en el cambio, etc. Es una cuestión de sensibilidad, esto es, de participación en la Idea. Estoy totalmente de acuerdo en los límites difusos del cuerpo. No solo por lo que se expulsa, por lo que irradia o por lo que le "invade", también por lo que llamamos lazos afectivos, esferas de influencia transpersonal y cosas de ese tipo.

    En cuanto a la lista de acusaciones "sumisión ... negación del cuerpo ... insignificancia del animal" no hay más que leer el Timeo para constatar que no tienen fundamento en el pensamiento platónico -tampoco en su zoopolítica-, si acaso encontrarán su fundamento en otra parte (¿en cierta política degenerada? tal vez).

    Dado que los temas del texto "fantasma.mosaico" dan mucho de sí, dejo otras observaciones fuera del comentario para no saturar ni dispersar demasiado...

    Saludos! :)

    P.D. En física no divulgativa no hay ladrillos del universo, piezas de Tente, ni nada así...

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Sobre este blog

Este es el pequeño álbum de recortes de la Revista Kokoro, dirigida y editada por Laia López Manrique, Lola Nieto y Antonio Rodríguez [Stalker].