Tres pingüinos de Mary Jo Bang





K COMO EN F ESPACIO ESPACIO K

La fricción. El fuego. Sin el asombro y la emoción
Frente a ti. El traje de baño,
La arena.

El libro en la mesita de luz.
A la manera antigua. Abre el libro.
Aquí hay un principio: el cangrejo arrastró sus garras

A través del desierto. Triste como el llanto. Triste como lo
Que nuestros pies sentían mientras nadábamos
En el agua salada de un mar sin profundidad.

Aquí hay otro. Krazy Kat mira mientras Alicia cae
De cabeza y toma un frasco atrevido
De mermelada en la oscuridad.

Susurra alguien “estás
Rodeado por el mal”.
Después, “por Dios,

Mira la forma en que utilizas el lenguaje aquí
En el área pública”. Y créeme, lo sé.
Mira hacia otro lado, mira de nuevo.

En ese momento, podemos ver
El arte de la acción de la luna
Y la tierra coincidiendo en un plasma.


M ES MORIR, COMO ALGUIEN ENTRA EN LA OSCURIDAD

Una sensación de algo indefinible pero incorrecto.
No confortable. Un apurarse.
A veces tengo que parar
Y ordenar el tiempo a una cibervelocidad.

Se suponía que llegaría “entre las 2 y las 3 de la mañana”.
La propia precisión de la promesa me hizo desconfiar.
Si alguna vez llega, diré, bien, asunto terminado.
Ese pequeño suspenso irritante.

La espera hueca. El estúpido deseo
De buenas noticias. Ninguna mala. ¿Qué más se puede pedir?
Otro día terminado en la prisión
De la infancia. Las fantasías de fuga.

El retiro hacia el interior de la mente abierta,
Esa nada misteriosa y conceptual.
Fuegos artificiales en la distancia. Bum, bum, bum.
Alguien dejó el pastel bajo la lluvia. MacArthur Park.

Media luna con un velo moteado sobre ella.
El zumbido de la amabilidad de la infancia.
“¿Te acuerdas de mí?”
Dijo él, “sí, iglesia”. Dije yo “exacto”,

Y besé su mejilla. Su barba gris tan suave.
Un motor sigue produciendo el ruido de una radio interior
A través de la cual oigo una máquina que se mantiene
Produciendo: “Porque parece que estoy muriendo,

Como alguien que entra en la oscuridad / A luchar contra un gigante-”.
Todos los errores insignificantes de la vida.
Tomemos esos cables y veamos cómo funciona.
Así. Como si se pudiera hacer.


TEORÍA DE LA CATÁSTROFE II

El pie avanza, sí.
Sin embargo hay raíces. Y una esfera gigante
que enfoca su ojo cíclope
en una maraña muaré.
Cuando el microcosmos es seco – es tierra;
húmedo – es agua.

Agua, juncos, anguila eléctrica: una posibilidad.
Sol, juncos, partículas de polvo y ácaros: otra.
Cualquier elemento
(urbano/pastoral,
vacío/abierto), la teoría dice
que siempre podría ser peor.

Hasta que lo es. Entonces la teoría falla,
dejando una marca en el cielo.
De la sangre vienes y a la sangre
vas. De pronto las cosas suceden
dentro de un marco. Una llama está
encendida. Mira
esos patéticos garabatos.
¿Infierno o jardín?
Una distancia inconmensurable
cruje entre ellos.
Mirando todo. Pero guardando muy poco.
Apenas lo que cabe en la superficie.

de un lente. El corazón es optimista.
Falacia patética.
Mira los números moverse.
El misterio de cada tic.
Uno por segundo, sesenta cada Mickey.
Las cuatro son las diez, una de cada seis

bombas cae donde llovió, donde nevó,
donde el viento dice su canción. ¿Quieres seguir
conectado? La vista se hace borrosa
en lo que apenas se ha oído. Un pájaro afuera de la
ventana abierta. El cálido día
de marzo. Cambia. Ha cambiado

todo. El mundo
como un desastre entretenido.
AY, tienes tan poca RAZÓN, le dijo el lobo
a Mary Jo. La teoría descansa
en un punto de inflexión.
El reloj avanza en un solo sentido.

Poemas de la antología El claroscuro del pingüino de Mary Jo Bang. Selección y traducción de Patricio Grinberg y Aníbal Cristobo. Kriller71 Ediciones, 2013.





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Sobre este blog

Este es el pequeño álbum de recortes de la Revista Kokoro, dirigida y editada por Laia López Manrique, Lola Nieto y Antonio Rodríguez [Stalker].